Este es el nombre en español de la primera empresa que produce productos basados en plantas que imitan y reemplazan la carne sin las terribles consecuencias de la ganadería industrial .
Fundada en 2009 por Ethan Brown, quien creció en una granja de Maryland y vio los daños que esa industria causaba al medio ambiente de la región, contactó investigadores para perfeccionar proteínas no cárnicas durante una década. Así logró que el grano de soya y del chícharo fueran lo más parecido a la textura y aspecto de la carne de pollo, por ejemplo. Sus ingredientes no están genéticamente modificados y tampoco utiliza aditivos en el proceso de fabricación. Su más reciente producto es “The Beyond Burger”, donde el chícharo aporta la proteina y el betabel el tono rojizo de la carne; aceite de coco y almidón de papa la hacen jugosa y le dan la consistencia.
La misión de esta empresa basada en California, Estados Unidos, es alimentar a la población del mundo de manera más eficaz. Brown ha declarado que su objetivo a largo plazo es ofrecer un producto que pueda satisfacer la creciente demanda mundial de carne, especialmente en mercados como el de India y China, pero sin los daños para la salud y medio ambiente que esto implicaría.
Algo similar ocurre con Impossible Foods, otra empresa californiana que reemplaza la proteína animal con la vegetal a través de la molécula “heme”, la cual da a la carne su color rojizo y transporta oxígeno en los organismos vivos. Se encuentra mayoritariamente en el músculo de los animales pero está presente de manera natural en todos los organismos vivos, particularmente en plantas y legumbres de hoja verde. La molécula heme encontrada en las plantas es idéntica a la que se encuentra en la carne pero para sus productos, Impossible Foods selecciona la leghemoglobina las raíces de la soya y para obtenerla en grandes cantidades los ingenieros en alimentos de la empresa usan un proceso de fermentación de levaduras similar al de la fabricación de cerveza.
Su fundador, el profesor de Bioquímica de Stanford, Patrick O. Brown decidió dedicar su año sábatico a hacerle frente a la ganadería industrial, la cual es la causa número uno de los problemas ambientales. Con este objetivo Brown organizó una conferencia en 2010 en Washington titulada «The Role of Animal Agriculture in a Sustainable 21st Century Global Food System,” la cual tuvo un bajo impacto y ello lo motivó a crear entonces un producto competitivo en las economías de libre mercado, empezando su compañía en 2011.
Los ingredientes para imitar la textura y consistencia de la carne son la grasa del coco, proteína de trigo y de papa, la cual da una firmeza al producto.
Esta empresa, por ejemplo, ha reunido entre 70 y 100 millones de dólares de inversionistas como Google y Bill Gates, entre otros y en 2015 Brown declinó una oferta de compra por 300 millones.
Memphis Meats desarrolla producir carne directamente de células animales usando mucho menos tierra, agua y energía. Su objetivo es producir carne sustentable sin el maltrato animal involucrado. Sus fundadores son tres científicos donde uno de ellos es médico cirujano que al trabajar reproduciendo tejido humano para injertos, se dio cuenta que sería posible hacer lo mismo y crear una “carne limpia” en laboratorios.
A través de biotecnología inducen células madre de tejido muscular en bioreactores para producir carne de pollo, res y pato.
En un evento de captación de fondos reunió 17 millones de dólares, principalmente de Bill Gates quien está interesado en el tema de la sustentabilidad.
La producción de un kilo de carne de pollo cultivada es de 5 mil dólares por kilo, pero esperan reducir su costo antes de sacar a la venta sus productos en 2021.
Estas empresas tienen en común su interés en reducir los altos impactos ambientales que tiene la producción de carne. Según el documental Cowspiracy la agricultura animal utiliza 30% de la tierra cultivable, 25% del agua potable del planeta y crea más gases de efecto invernadero que toda la industria del transporte y aviación combinada. La Impossible Burger, en cambio, usa 0% animales, 95% menos tierra, 74% menos agua y emite 87% menos gases de efecto invernadero.
A muchos podrá parecerles que este tipo de comida es algo así como ser Frankenstein con delantal, pero si somos tan dependientes del sabor, aspecto y consistencia de la carne, hay dos opciones sustentables para resolver esto: encontrar sustitutos similares o educar el paladar para consumir otro tipo de alimentos que no parezcan ni nos recuerden a la carne. Cada quien puede decidir al respecto qué prefiere, pero elegir la muerte de millones de animales solo por gula, no parece ser una opción muy ética ni ecológica.
Foto: Livekindly