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Cartas al director:
Para refrendar la amistad entre Nagoya, Japón y México, el alcalde de aquella ciudad regaló al zoológico de Chapultepec 5 pingüinos. Ya en 2002 para pactar la «amistad», regalaron 10 pingüinos de los cuales murieron 4. Obviamente, el director del zoológico Javier Rojas y la Secretaria de Medio Ambiente, Marta Delgado, dijeron que murieron porque «ya tenían su edad».
Sólo alguien muy cínico como el señor Rojas podría decir que los pingüinos se aclimataron cuando sabemos perfectamente que el clima de nuestra ciudad dista mucho de semejarse al habitat de esas aves, que tampoco es un zoológico japonés. ¿Cuándo se acostumbra un animal al cautiverio? Nunca.
Imaginemos las horas que pasarán los pingüinos en estrechos contenedores para mudarlos de una cárcel japonesa a una mexicana. Los animales no son regalos, no se deberían dar ni aceptar seres con capacidad de sentir placer y dolor como símbolos de supuesta amistad.
Dejemos a los animales en libertad y fuera de nuestros ridículos compromisos diplomáticos.
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