Hemos visto gran cantidad de imágenes de orangutanes siendo expulsados de su hábitat por la destrucción de la selva, pero muchos no tenemos muy claro qué conexión tiene esto con nuestro consumo.
El aceite de palma se ha convertido en la materia prima de elaboración de una amplia gama de artículos en la industria alimentaria presente en el 40-50% de productos como cremas, shampoos, cosméticos, pasta dental, detergentes, untables, bollería, repostería, hasta productos de limpieza, entre otros.
Este aceite vegetal se obtiene de la fruta de la palma (Elaeis guineensis) originaria de África occidental, de donde pasó a América, introducida después de los viajes de Colón, y en épocas más recientes fue llevada a Asia desde América. Malasia e Indonesia son sus principales productores del mundo (85%) pero esto no se hace siempre de manera sustentable.
Razones para no consumir aceite de palma:
Por los animales
En las selvas de Borneo y Sumatra hay más de 300 mil especies animales que son víctimas diarias de la deforestación. Al ir talando el territorio donde viven, estos animales quedan cada vez más a expensas de zonas pobladas o de cazadores furtivos que los capturan para venderlos muchas veces en el tráfico ilegal de especies, o para empleo de la medicina tradicional. Más de 50 mil orangutanes han sido asesinados en las últimas dos décadas para alejarlos de las plantaciones de aceite de palma y se estima que de continuar este ritmo, estarán extintos entre 5 y 10 años. Son múltiples los casos de madres separadas de sus crías para utilizar a estas en parques turísticos de Tailandia y Bali. Los organgutanes son sólo las víctimas más populares, pero también están el Tigre de Sumatra, a quien se le dan menos de 3 años de vida como especie, rinocerontes, osos, elefantes, monos y el Leopardo de las nubes.
Por el medio ambiente
La deforestación ocasionada por su cultivo contribuye también al cambio climático, pues para quitar los bosques nativos se quema una gran cantidad de madera y bajo bosque, lo que genera grandes cantidades de contaminación en la atmósfera. Según World Wildlife Fund, cada hora se tala un área de selva tropical equivalente a 300 campos de futbol para la obtención de este aceite. El 90% del habitat de los orangutanes ha desaparecido prácticamente en 20 años a tal punto que las Naciones Unidas lo consideran un caso de “conservación de emergencia”. Estos primates son también fundamentales en el mantenimiento de la salud del ecosistema pues a través de sus heces permiten que germinen las semillas en la selva.
Por las personas
Si bien las plantaciones generan trabajo a mucha gente en el sureste asiático, los gobiernos están permitiendo que las grandes corporaciones arrebaten la tierra a los pueblos indígenas. La industria del aceite de palma se relaciona con una gran cantidad de violación a los derechos humanos como explotación infantil, https://www.amnesty.org/en/latest/news/2016/11/palm-oil-global-brands-profiting-from-child-and-forced-labour/ donde los niños son forzados a trepar a las espinosas palmas y a transportar pesadas cargas de frutas y semillas de las plantaciones en Malasia e Indonesia, recibiendo poco o ningún pago por ello. El monocultivo del aceite deja a las poblaciones sin alternativas laborales y en vez de convertirse en agentes de protección de su entorno, contribuyen a su destrucción para sobrevivir.
Por la salud
El consumo frecuente de este ingrediente se asocia con la aparición de distintas enfermedades metabólicas debido al aumento que puede producir del colesterol LDL, conocido popularmente como el colesterol malo. El ácido palmítico, el principal componente del aceite de palma, resultó ser la grasa con mayores posibilidades para la propagación del cáncer.
Cuando vemos todas las desventajas que tiene este insumo nos preguntamos por qué se sigue produciendo. Una “ventaja” es su textura y condición sólida incluso a temperatura ambiente, convirtiéndolo en el principal sustituto de la mantequilla o de otras grasas hidrogenadas. Con estas condiciones tan poco sustentables en su producción es evidente que resulta más rentable que el cultivo de aceite de soya o el de coco.
Una vez más estamos entrampados en el círculo vicioso de la oferta y la demanda. Las empresas responsables de esta cadena de daños a la salud y al planeta se ven respaldadas por un consumidor voraz y desinformado o indiferente que sigue buscando mercancías al precio más bajo sin detenerse a pensar en las consecuencias de su supuesto ahorro.
Escribir a las compañías que tienen este ingrediente en sus productos, dejar de comprarlos y pasar la voz son algunas de las cosas que podemos hacer para detener este escenario apocalíptico, donde probablemente seamos la última generación que conoció a los orangutanes en libertad.
Para conocer la lista de empresas que utilizan aceite de palma e identificar sus derivados: https://www.vivalebio.com/es/consumo-rebelde/205-aceite-de-palma.html
Foto: Jo-Anne McArthur