Te abriste como se abren las heridas que recibe el corazón una y otra vez, dejando escapar memorias de dolor y de esperanza.
Sacudiste mis cimientos y amenazaste mi seguridad, basada en ilusiones, en materia
Trastocaste mi sueño y mi tranquilidad para convertirlos en espacio vacío
Expresaste en un gesto telúrico tu deseo de despertarme
de obligarme al movimiento
a ese que se da desde dentro y que limpia las paredes de las vísceras hasta dejarlas porosas
Agitaste tus entrañas para exponer las mías
¡Cuán efímero es mi paso sobre tí!
¡Cuánto acumulo y qué poco desecho!
Me obligaste a vivir en un tiempo sin reloj
abriendo los ojos a aquello que había preferido evadir
Conectaste el recuerdo de lo escencial y me arrebataste lo vano de los pensamientos ociosos
Sujétame Tierra, hazme caminar suave encima tuyo
para que entienda tu elemental poder: el de darme la vida que hoy vi escurrirse entre tus ríos.