El Juez Octavo de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México Fernando Silva García concedió a partir de hoy hasta el 2 de junio la suspensión del sacrificio de animales en resguardo del Centro de Atención Canina Dr. Alfonso Angellini de la Garza, dependiente de la Secretaria de Salud, en la Delegación Coyoacán.

La medida fue solicitada por la Asociación Civil AnimaNaturalis ya que sostienen que las normas que permiten el sacrificio de animales sanos fueron emitidas por autoridades incompetentes y en consecuencia son inconstitucionales. AnimaNaturalis argumentó que en el referido Centro se da muerte a los animales con métodos distintos a los autorizados por la leyes mexicanas.

Este es un logro desde varios puntos de vista: el primero es señalar un probable delito cometido por las autoridades que hasta ahora pasaba desapercibido y el otro es mostrar la relevancia que tienen las acciones individuales cuando se llevan a lo colectivo.

Verónica Grajales es una abogada voluntaria de AnimaNaturalis y ella siempre tuvo claro que quería encontrar un vacío legal o una inconsistencia jurídica que expusiera la manera tradicional de operar de los antirrábicos de la Ciudad de México. Durante meses realizó la investigación y fue consiguiendo evidencia de que el sacrificio de animales lo realizan con fundamento en una norma que fue derogada desde agosto de 2015 (la electrocución) y cuyos procedimientos contravienen las disposiciones vigentes en la materia contenidas en la NOM-033-SAG/ZOO-2014, lo que no sólo constituye una falta administrativa, sino incluso podría configurar la comisión del delito de maltrato animal.

Siempre que me preguntan si creo que una persona puede hacer la diferencia cito los ejemplos que conozco donde esto queda demostrado, y este es uno de ellos. Un voluntario profesional pone su talento al servicio de la causa y a través de una plataforma como puede serlo -entre otras- una asociación civil, es escuchado.

Logramos cosas cuando tenemos objetivos claros y trabajamos para alcanzarlos. En este caso, nuestro intrincado sistema de leyes nos deja un poco confundidos y vulnerables a quienes lo desconocemos, pero asesorarse y trabajar con los expertos da resultados ambiciosos. Poner el dedo en la yaga del terrible e ineficiente sistema de control canino abre la puerta a una discusión más amplia donde aceptemos de una vez que estamos frente a un problema no sólo de salud pública sino de educación en valores.

Electrocutar perros sanos por el mero hecho de no tener un hogar para ellos muestra no sólo una deshumanización en las políticas de salud, sino una pobreza en educación ambiental y cívica, por qué no decirlo. Una sociedad que se deshace de “elementos indeseables” de esta forma está perpetuando sistemas violentos tanto laborales como de convivencia. ¿será agradable trabajar en un sitio donde mi actividad sea electrocutar cientos de animales?

Es deber de nuestro gobierno y de la sociedad civil encontrar formas más humanas para resolver este conflicto. Sin duda, las campañas masivas de adopción y esterilización son la solución, pero tienen que llegar a millones, no sólo en parques durante fines de semana y organizadas por la buena voluntad y pocos recursos de las protectoras de animales.

Si tenemos anuncios contra la violencia de género, el bullying, de salud reproductiva, de hábitos más saludables ¿qué falta para ver en la televisión y en las paradas de camiones campañas que promuevan la adopción y esterilización de perros y gatos?

De ser concedida la suspensión definitiva estaríamos sentando un precedente sobre la forma en que legislamos y aplicamos las leyes, espacio oscuro y pantanoso incluso para los más conocedores. No queremos más parches ni remiendos, sino leyes y reglamentos que garanticen el bienestar de los animales en territorio local y federal.

Por mi parte, cuento con un ejemplo más que corrobora que una sola persona puede hacer la diferencia. Y sigo apostando porque los individuos, cada uno desde su trinchera aporte algo a la causa a favor de los derechos de los animales.

En el activismo toda profesión es útil, porque la vida de millones de animales depende de que se escuche nuestra voz.