Ahora resulta que no somos una ciudad cosmopolita por presionar la cancelación de la obra de Herman Nitsch en el Museo Jumex. La embajadora austriaca en México, Eva Hager, lamentó se haya suspendido la muestra del exponente del accionismo vienés. Tras abrirse una petición en el sitio change.org y la recolecta de 5 364 firmas, la Fundación Jumex Arte Contemporáneo decidió no presentar la exposición que presenta la mutilación, degüelle y exhibición de cadáveres de animales no humanos.
Hager defiende a Nitsch diciendo que su obra “critica precisamente la utilización industrializada de animales para consumo, así como la actitud de una sociedad que considera los productos de animales como productos desechables” y afirma con cierto cinismo: “Matar animales ha sido y sigue siendo una parte integral de nuestras vidas humanas.” Sin embargo, dice, debe realizarse con el “riguroso” apoyo de las leyes de protección en vigor.
La embajadora afirma que el artista jamás ha ordenado el sacrificio de animales para sus acciones, y que el útlimo fue en 1998 “realizado por un carnicero profesional y bajo supervisión de un veterinario licenciado”. Me pregunto si esto no quiere decir exactamente “ordenar el sacrificio para sus acciones”, por más que estas hayan sido hechas en el ámbito de la legalidad y profesionalismo.
Nitsch dice estar sorprendido pues México es el primer país en cancelar su exposición y argumenta que los animales fueron “sacrificados para el suministro de alimentos para nuestra sociedad”.
Seguramente hay quien dice que los activistas por los derechos de los animales somos unos retógrados incultos que no sabemos lo que dictan las vanguardias, pero en realidad es que estamos hartos de tomaduras de pelo en nombre del arte. Y parece que lo que nos molesta más es esta clara discriminación especista de mostrar la crueldad que perpetramos en los animales no humanos como expresión artística, pero no los que hacemos con nuestros congéneres.
¿Por qué estos artistas no hacen videos de lapidaciones en vivo, de ablaciones de clítoris, de linchamientos, de violaciones -¿o debemos llamarlos “rituales de iniciación”-?? Al fin y al cabo también son parte integral de algunas sociedades. ¿Será porque no son legales, o porqué las víctimas son humanas y eso puede herir susceptibilidades? Pues sépanse que exhibir las prácticas legales más no legitimas de cómo son asesinados los animales que una parte de la sociedad consume, también lastima algunas sensibilidades y no estamos dispuestos a que nos disfracen esas atrocidades bajo el nombre de “arte”, cuando lo que queremos es que no sigan ocurriendo.
Si lo que intentan hacer este tipo de artistas es crear una conciencia, lo cual dudo, que hagan documentales y lancen un mensaje claro y directo de por qué deberíamos rechazar la cosificación de los animales, no que lo dejen abierto a los ojos de cualquier espectador morboso que no se va a llevar ninguna reflexión profunda a su casa y simplemente seguirá pensando que hacer eso con los animales es normal porque es legal, lo hace un profesional, y es para darnos de comer.
Y uso las palabras de la embajadora Eva Hage para cerrar este texto. Efectivamente, mi ciudad capitalina “se merece algo mejor”, que la exhibición de cadáveres de animales y un vertedero de sangre que reflejan el horror de una sociedad que es capaz de llevar eso a un museo y al salir de ahí pedir una hamburguesa con patatas.
Esto demuestra la decadencia del ser humano .
la decadencia del ser humano puesta en escena, ese no es un artista , en un loco degenerado exhibicionista, que más que permitirle asesinar impunemente a los animales, deberían encerrarlo en un manicomio. eso no es arte , la persona que lo defiende tiene demasiado desparpajo e insensibilidad. lo deberían prohibir en todos los lugares donde pretenda cometer ésta aberración,digna de una persona visiblemente perturbada y peligrosa .
ES muy clara la postura de la Dra. Esquivel, la cual comparto plenamente y me sumo a la protesta enérgica contra estas manifestaciones de «arte» y hago votos para que espectáculos como este sean erradicados en un futuro próximo del mundo!
Ojalá se tome como precedente en otros países para que se le cierren las puertas a esta muestra. Como bien dice Leonora, si el artista tratara de crear alguna clase de conciencia (como trató de justificar la embajadora austriaca) el mensaje debería ser claro y directo. No se lanzaría un discurso claro contra la violación presentando en un museo un acto de violación real, más allá de lo legal o ilegal de la acción.