Dime qué comes y te diré que Navidad celebras

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“Regálate lo que a tí te gusta”, era la publicidad navideña donde una familia sentada a la mesa comía un enorme pavo mientras sonreía. Si bien una lectura de la frase es “date el tiempo de estar con tu familia” -en el supuesto de que eso sea lo que nos guste- me sonaba más bien a una propuesta egoísta de “haz lo que quieras sin pensar en los demás”. Siempre he sido partidaria de la indiviudualidad, pero creo en la suma de responsabilidades y cómo estas conforman un tejido social más o menos sano.

Hacer lo que nos gusta va muy de la mano con el discurso de la tolerancia, donde se nos obliga a ser tolerantes incluso con lo intolerable. ¿Pensamos a menudo cuándo nuestros gustos pueden interferir con deseos básicos de otros seres? Tan básicos como comer, vivir, ser libres.

Hacer lo que nos gusta no tiene que implicar pasar por encima de los demás. La clave es educar nuestos gustos para que nos deleitemos con placeres más profundos que un bocado de carne. Para los activistas pro derechos animales, navidad no es una época fácil: pasamos mucho tiempo convenciendo a la gente de adoptar en lugar de comprar un cachorro a un niño o familiar. En la búsqueda de regalos descubrimos muchos artículos no hechos con piel o pelo de animales. Sin embargo, hay quienes prefieren elegir los otros por estatus o moda. A la hora de comer tal vez seremos una minoría en una mesa llena de cuerpos de otros animales que los comensales considerarán “platillos” o “ingredientes”.

Aún así creo que hemos hecho algo muy bueno al educar nuestro gusto y que no nos parezcan elegantes los abrigos o bolsos de piel, sino crueles, que no nos resulte delicioso el guiso hecho de animales sino incomible, y que al adoptar un perro o un gato no usemos el criterio de la raza o el pedigree, sino el de la compasión.

Navidad no tiene por que ser esa época de consumo desmedido, de atragantarse, de endeudarse y dejar las preocupaciones para después. Más que preocuparnos necesitamos ocuparnos en ser parte de la solución y no del problema y ello no tiene por que ser difícil o fatigoso. Quien imagina que la vida de un activista pro derechos de los animales es una cuesta empinada que sólo algunos pueden recorrer, se equivoca. Cada uno en las medida de sus posibilidades tiene la enorme capacidad de transformarse y transformar su entorno y con ello mejorar la vida de millones de animales. Es un asunto de decisiones diarias.
Celebremos la vida, la libertad, la justicia y la compasión; valores estos que trascienden la comodidad de nuestras rutinas. Elijamos hoy ser parte del cambio que queremos ver en el mundo, no una voz más de lamentación sino un brazo más de la acción.

Los animales son los seres más olvidados de nuestra sociedad y es necesario recordarnos como especie que somos parte de muchas otras que pueblan este planeta y en algún sentido tenemos ventaja sobre el resto: usemos nuestras capacidades para salvar, proteger y defender.

Es tan sólo un asunto de elegir qué clase de persona queremos ser.

¡Felices Fiestas para todos!

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7 thoughts on “Dime qué comes y te diré que Navidad celebras

  1. Yo no le veo el sentido a la navidad ¿ cual es la razon de comprar y regalar cosas ? En mi opinion la navidad es una epoca donde la borregada se deja llevar todavia mas por las tendencias consumistas. No hay nada que festejar y mucho menos algo que nos haga «felices» o «llene de alegria nuestros corazones». Deberiamos de abolirla y salvar la vida de muchos animales y a la vez salvar la economia de las 900 millones de personas que la celebran porque quieren fingir ser felices aunque sea un dia.

  2. Buenas, la inteligencia, los sentidos, el poder y la sabiduría y el sentimiento de toda la flora como biología y como reino vegetal; bien y para bien, y para todo y en todo, está ahí, te está esperando, no lo pierdas. Y el reino animal y la fauna mejor dejemos a esta biología y naturaleza en paz y sin violencia, y la biología y esta naturaleza quedará y nos dejará en paz y sin violencia. Felices fiestas. Un abrazo.

  3. No lo se, no estoy a favor del maltrato animal ni estoy en contra de tu postura.Pero hacer este tipo de declaraciones pueden confundir a las personas, hacerlas creer que son malas personas o que no hacen las cosas a la manera en que un activista comprometido con su causa haría. Comentas que cada uno en la medida de sus posiblidades hace lo mejor para transformarse. Pero a veces este tipo de discursos hacen sentir a la gente inferior, como si no fueran capaces de ver como ustedes. Yo tengo una hermana que padece esclerosis múltiple, que en pocas palabras es una enfermedad degenerativa que produce la falta de mielina en el cuerpo. Parte de su tratamiento es una dieta que incluye animales, pues la grasa de origen animal ayuda a producir la mielina. Ver este tipo de notas solo deprimen a personas que como ella tuvieron que elegir antes por su salud que por otras cosas. Creo que los activistas deben mejorar el discurso para «convencer» a otro de llevar una vida según más «sana» . En el caso para tener una vida más digna, mi hermana optó por lo que ustedes más atacan y que consideran no sano y no ético. Mucho cuidado con esas cosas. Yo apoyo mucho la protección animal pero no me convencen para nada sus argumentos y no funcionan en muchos casos, pues parecen más un ataque a la integridad moral de las personas, cuando debería ser educativo.

    • El caso de tu hermana es muy puntual. La mayoría de los seres humanos podemos tomar la decisión de no comer animales, pero no lo hacemos por comodidad. Hoy día casi nadie ignora como son tratados, los daños ambientales, a la salud, pero aún así les resulta más fácil ignorar ese sufrimiento y ese daño. Tomo muy en cuenta tus observaciones pero espero comprendas que en ocasiones tienes que sacudir a la gente de su comodidad para que dimensionen las consecuencias de sus acciones y salgan de su indiferencia. Cada quien tiene su estilo, este es el mío pero seguramente no todos los activistas son iguales. Te agradezco que me leas. Felices Fiestas.

  4. Así es Leonora, como bien dices, todo se resume nuestras decisiones, nuestra capacidad de elegir sin dañar a otros, dirigirnos hacia un camino respetuoso con los demás sin escudarnos en pretextos como la cultura, costumbre o porque simplemente todos lo hacen y se considera normal. Cuando estoy rodeada de estas fiestas, borracheras, música escandalosa y gente loca y desconsiderada que además usa la pirotecnia sin importar si hay personas a las que les molesta o animales a los que asusta e incluso mata, pienso: «¿Qué rayos tiene que ver esto con Jesucristo y la supuesta fecha de su nacimiento?» Sinceramente, no creo que le agraden este tipo de juergas poco amables con otros seres vivos y que lamentablemente se usan bajo un mal pretexto. (Por no mencionar, además, que el 25 de diciembre no nació Jesús) Igualmente, ¿cómo puede alguien desear paz si en su plato, abrigo o cualquier otro «uso cotidiano» está de por medio la crueldad y muerte de un animal?

    Un abrazo

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