Así fue como se refirió la presentadora Ana María Lomelí de Tv Azteca al torero «El Pana». ¿Y por qué? Pues porque para la señora, la vida de este sujeto es un ejemplo de superación personal, ya que su padre era panadero y él con mucho esfuerzo (no mental, desde luego) llegó a ser torero.
Este tipo de comentarios en boca de presentadores de noticias nos indigna aún más que si lo dijera cualquier hijo de vecino, pues son figuras públicas y hacen de sus opiniones personales, afirmaciones que desafortunadamente muchos consideran ciertas.
Es triste que consideren superación personal dejar de ser panadero para convertirse en asesino. El primero, al menos se gana el pan «“literalmente- sin dañar a nadie. El segundo, torturando y matando. Pero claro, como lo que mata no son personas, sino animales, no se le considera asesinato, sino trabajo o «ejemplo de vida».
Qué sociedad tan lamentable la nuestra donde los héroes o parámetros a seguir estén dados por quién gana más dinero o tiene más fama. Seguramente al padre de «El Pana» sólo lo conocían los que le compraban el pan, y a su hijo en cambio, lo admiran hombres y mujeres a los que proporciona un domingo sangriento con orejas y rabo.
!Cómo me gustaría ver en televisión un reportaje sobre la vida de algún activista por los derechos de los animales! Pero uno de verdad coherente, no sólo que organiza teletones (donde se recauda dinero de corridas de toros) para alimentar a unos cuantos perros sin hogar. Uno de esos defensores de los animales que no se los come, que no se viste con su piel, que no se lava el pelo con shampoo probado en los ojos de conejos albinos. Activistas de los que hay miles en un mundo de millones indiferentes, y que invierten su tiempo, dinero y corazón en cambiar la situación de los más necesitados, que sin duda alguna son los animales no humanos.
Para ellos no hay una sola mención en los diarios, ni en los noticieros, a menos que salven una ballena o un animal «exótico». Aquellos son los ejemplos de vida que por desgracia para muchos pasan desapercibidos y que sin embargo, transforman la mentalidad de una sociedad cruel y egoísta en una más solidaria y compasiva.
Que «El Pana» sea un ejemplo de vida, que los soldados sean héroes, que se hagan corridas de toros a beneficio de los discapacitados, son tan sólo algunos absurdos que algunos tenemos que soportar. La diferencia es que ante esto no nos quedamos de brazos cruzados. Cada palabra, cada acción no pasa inadvertida. Somos críticos y propositivos, no nos quejamos sino que actuamos.
Que se cuiden los presentadores de sus comentarios a favor de los torturadores de animales, que se cuiden las celebridades que usan pieles y todos aquellos que explotan a los animales porque nosotros estamos ahí para decirles lo que definitivamente, no es un ejemplo a seguir.