El mes de agosto de 2018, India anunció que dejará de exportar durante tiempo indefinido. animales vivos para consumo humano. El Ministro de Envíos, Mansukh Mandaviya declaró a la prensa que esta decisión gubernamental es consecuencia de la presión realizada por grupos defensores de los animales y quienes abogan en ese país por la compasión hacia los seres sintientes.
La mayoría de estas exportaciones era hacia Dubai, donde ovejas y cabras, principalmente, son matadas para consumo humano. Lo llamativo del tema es que esta prohibición llega justamente cuando la industria del envío de animales vivos se encuentra en su punto más alto.
Compassion in World Farming reporta que cada año millones de animales vivos son transportados por tierra y mar para ser matados en los países de destino, y las condiciones en que esto sucede violan todas las normas del mínimo bienestar animal, lo que implica hacinamiento, sobrepoblación y temperaturas altísimas, ocasionando que muchos sufran heridas graves, estrés, mueran deshidratados, de inanición, por enfermedades contagiosas, o que sean aplastados mortalmente por sus congéneres debido al poco espacio con el que cuentan. Una campaña internacional junta firmas para prohibir el comercio de animales vivos y ha documentado como más de 100,000 litros de orina y heces se acumulan en un solo día y solo se limpia una vez el contenedor llega a su destino, así que la mayoría de los animales muere ahogado si desea echarse a descansar. Otra causa común de la muerte es la asfixia por el amoníaco; las altas temperaturas convierten el lugar en una especie de horno donde los animales son prácticamente cocidos vivos.
Este año, por ejemplo, 2,400 ovejas murieron en un barco que salía de Perth, Australia, luego de que en 2016 murieran 3000 más durante el embarque. Este video muestra los procedimientos habituales de esta industria y lo que ello implica para los animales
Otro país que realiza traslados masivos de ovejas es Australia, el cual ha suspendido esta práctica temporalmente, pero organizaciones como PETA llevan a cabo campañas para poner fin definitivo a este tipo de maltrato, donde más de 200 millones de animales se han enviado a países del sureste asiático y Medio Oriente en los últimos 30 años, y más de 2.5 millones de ellos han muerto en el trayecto; siendo aceptable para las autoridades una pérdida del 2% en cada viaje. Los animales que sobreviven son matados de maneras que serían ilegales en Australia: arrastrados de los barcos hacia camiones donde se les degüella plenamente conscientes.
Una encuesta llevada a cabo por la RSPCA en abril de 2018 arrojó que el 75% de los australianos desean que finalicen las exportaciones de ovejas vivas por considerarlas crueles. Actualmente, dos iniciativas tienen el poder de cambiar el destino de millones de ovejas y la labor del activismo a favor de los animales es lograr que sean aprobadas por el Parlamento para poner fin definitivo a esta industria.
El transporte de animales vivos es equiparable al comercio de esclavos que si bien fue una práctica habitual, hoy es condenada legal y moralmente por la mayoría. Me pregunto cuánto tiempo falta para que ver una cabra ahogada en 50 centímetros de heces y orina, no nos provoque el mismo horror y vergüenza que nuestras costumbres de antaño.