El 10 de diciembre de 2013, por décimo sexto año consecutivo, se conmemora el Día Internacional de los Derechos Animales. Desde 1998, asociaciones dedicadas a este tema hacen un llamado al reconocimiento de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, la cual expone que los animales tienen derecho a una vida libre de sufrimiento, dolor y muerte causado por los seres humanos.
La Declaración ha sido firmada por organizaciones que representan a cientos de miles de personas en Argentina, Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Chile, Croacia, Chipre, Eslovenia, España, Francia, Hong Kong, India, Italia, Irlanda, Israel, México, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Nigeria, Filipinas, Países Bajos, Polonia, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica, Suecia, Suiza y Estados Unidos.
La fecha hace coincidir la Declaración Universal de los Derechos Humanos, precisamente por el enorme significado que tiene respecto a la protección de las vidas humanas, y su espíritu es ampliar los principios contenidos en ésta, a todos los seres con capacidad de sentir dolor y placer.
El objetivo de conmemorar este día es poner en tela de juicio nuestras creencias más arraigadas, nuestras tradiciones y nuestras actitudes hacia un colectivo numeroso, silencioso y silenciado como el de los animales no humanos. Todo nuestro sistema económico está construido en la explotación de cientos de miles de seres que tienen la misma capacidad de sufrir, de sentir dolor y de expresar emociones complejas, tal como los seres humanos. En este sentido, quienes conmemoramos este día y reivindicamos los derechos de los animales, lo hacemos buscando un trato justo y digno para ellos, que se traduce en cuatro derechos fundamentales: el derecho a la vida, a la libertad, a no ser torturados y a no ser considerados propiedad.
Organizaciones de todo el mundo realizaron protestas y acciones reivindicativas para conmemorar esta fecha. Siempre de manera pacífica, los activistas por los derechos de los animales encendieron velas, se disfrazaron de animales, se encadenaron o caminaron con pancartas ante sedes gubernamentales, para recordar a los miles de millones que cada año mueren en manos humanas y no son protegidos de manera firme por leyes o reglamentos.
Una ocasión mientras nos manifestábamos a favor de los derechos animales, un señor nos dijo que mejor pensáramos en Guantánamo y en la Guerra de Israel y Palestina, y las atrocidades que el ser humano hace con sus congéneres. Nunca he comprendido bien ese espíritu crítico-pasivo. Quienes nos dicen eso, son personas que no protestan en contra de las injusticias ni hacia animales ni hacia humanos. Los verdaderos activistas por los derechos humanos entienden que haya un colectivo que hace lo propio hacia miembros de otras especies, no suelen ser críticos pasivos, sino que entienden que en el mundo hay demasiadas injusticias y que es mejor que los pocos seres preocupados que existen dividan sus tareas de manera no excluyente.
Un activista por los derechos de los animales no está en contra de los derechos humanos –en cambio puede suceder lo contrario. No por pedir una vida digna de ser vivida para los animales nos olvidamos de los millones de personas que sufren y cuyos derechos son atropellados. Es simplemente que para el homo sapiens, al menos existe una Declaración Universal que intenta salvaguardarnos, en cambio, los animales son legalmente considerados bienes muebles, propiedades, recursos, y poca gente cuestiona esta clasificación.
Nos parece terrible que exista esclavitud a pesar de ser ilegal, pero hay esclavitud institucionalizada hacia miembros de otras especies en circos, zoológicos, laboratorios, granjas industriales, y tenemos que hacerla visible y criticarla.
Alguna vez fue una utopía que negros o mujeres tuvieran derechos, pero muchos idealistas trabajaron duramente para alcanzar ese sueño. Siempre habrá escenarios que dificulten la realización de nuestras metas e ideales, pero nuestro sueño es justo y vale la pena seguir intentando hacerlo realidad.
We think too, that animals are not ours to eat, to sell, to kill, to wear, to experiment on, or are here on this planet to entertain us or for our amusement.