Alexis tiene 9 años y es vegetariano de nacimiento. Su madre lo es también desde sus 17 años.
La madre de Alexis dejó de comer carne cuando pudo independizarse. Lo que la impulsó a tomar esta decisión fue que desde chica acompañaba a su madre a comprar carne al rastro y le parecía un lugar espantoso: «El suelo era resbaloso por la sangre, las babas y la grasa. Había restos animales por todos lados, pero íbamos ahí por ser más barato. Mi madre no entendía por qué no me gustaba ir a ese lugar».
Tal vez para muchos no tiene nada de especial un niño vegetariano. Sin embargo, es común que quienes aceptan que un adulto adopte una alimentación diferente, sean reacios a hacer lo mismo respecto a un niño.
Muchas veces hemos escuchado el comentario de «tú ya sabes lo que haces, pero no puedes decidir por él». Yo me pregunto: ¿no decidieron también nuestros padres por nosotros al criarnos omnívoros? Finalmente el gusto es un asunto de educación y hábito.
Sería muy extraño que el hijo de una vegetariana no lo fuera, al menos de niño, una vez que pueda decidir qué estilo de vida llevar podría comer lo que quiera. Lo curioso es que casi ningún hijo de vegetarianos se vuelve omnívoro, al contrario, les resulta mucho más natural mantenerse así.
Alexis cuenta que sus tíos, primos y abuelas son solidarios con él y no lo obligan a comer, pero a su madre si la cuestionan y a pesar de tantos años de vegetariana, le siguen diciendo que «no saben qué prepararle».
A Alexis no se le prohíbe comer carne. Un par de ocasiones lo ha hecho «para ver a qué sabe» pero no le gustó pues dice que «siente que se come a un animal vivo, que se come su tristeza».
En una ocasión, un amigo de la escuela le convidó algo de comer y él no sabía que tenía carne. Cuando lo masticó se dio cuenta que era una consistencia diferente a lo que estaba acostumbrado a comer y al verificar con su amigo que era algo de animal, lo escupió. «No es que supiera mal, pero tan sólo de pensar que era un animal, no lo quise en mi cuerpo».
Alexis es un niño muy inteligente y maduro para su edad. Una anécdota curiosa es que a los tres años le dijo a su mamá que él la había elegido como madre porque de grande también quería ser vegetariano.
Una navidad, en casa de la familia materna le ofrecieron pavo y él aceptó sin saber bien a bien lo que era. Cuando llegó su plato, vio que el alimento tenía forma extraña y Alexis preguntó a la abuela «Â¿qué es esto?». «Pavo», le respondió señalando el enorme pavo sobre la mesa. «Ahhh, pavo es un animal muerto. Entonces no lo quiero», dijo él y cenó otra cosa.
Para él es normal ser así y comer diferente al resto, incluso le cuesta un poco entender por qué la gente come animales. Sus padres le han transmitido desde temprana edad el respeto por los otros seres sintientes y por ello para él no son comida, sino «compañeros en el mundo».
A Alexis le gusta la repostería y tiene muy buena sazón cuando cocina.
Cuando le pedí que le diera un consejo a los chicos de su edad, dijo: «Comer sano. Vegetarianismo es paz».
Al final de la entrevista me comentó sonriendo: «!Qué bueno que cada vez haya más vegetarianos!» y yo sonreí también y le dije «Sí, y que bueno que haya también más niños criados en el respeto y la compasión hacia los otros animales».
Me parece una anécdota excelente. Yo tenía cierta inseguridad sobre cómo criar a futuros hijos, pues soy vegetariana, y había visto comentarios del tipo «no decidas sobre él», pero ya después de haber leído esto espero recibir el mismo apoyo de mi familia que recibe este niño y poder educarlo para que aprenda a ver a los demás animales como compañeros de vida también.
Muy buena nota :).