Sr. Director:
Mucho se habla de los destrozos materiales que causan quienes «festejan» los triunfos del Barça en las Ramblas, pero nadie se acuerda de los animales enjaulados en las paraditas.
Esos animales, que no tendrían que estar ahí, soportan el ruido y los gritos de los aficionados, quienes incluso aporrean las paraditas hasta cansarse.
Si el gobierno está tan preocupado por el tema del civismo, debería primero, impedir la venta de animales, pues ellos no son mercancías, y después, sancionar a quienes hacen su cautiverio aún más insoportable.