Mientras hacía una caminata con mi camiseta de «derechos para los animales», tratando de promocionar al máximo la causa por la que vivo, descubrí un restaurante que junto a su menú -omnívoro, por supuesto- tenía tres postales con las siguientes imágenes en blanco y negro: la lsilueta de una vaca diciéndole a su ternero: «Si te portas mal irás al infierno, si te portas bien, serás un filete del restaurante Bonanova». La siguiente era la silueta de un huevo que decía: «estréllame, revuélveme, cóceme, báteme, friéme, hiérveme, haz conmigo lo que quieras». Y la tercera era un cerdo que ponía: «Cuando me muera donaré mis partes al Restaurante Bonanova para que al menos alguien sea feliz con mi muerte».
Este tipo de comentarios denotan la enorme insensibilidad de quienes los generan. Nuestra sensación ante ellos es de rabia pero también de dolor. De saber que la gente puede burlarse cínicamente de lo que tortura y mata sin consideración.
Curioseando por tu blog encuentro esta nota, ¿crees que hoy en día, casi 9 años después, esta propaganda sería aceptada socialmente?
A mi mente vienen una cantidad de #trending topics, alertas y notas para rechazarla.
Si vieras que sigue existiendo. Basta ver la publicidad de sal de uvas picot «reconcíliate con la comida» donde una chica y un cerdo parecen vivir un romance. Lo mismo un chico y un borrego. En muchos de los restaurantes aparece un cerdo feliz, un pollo risueño, incluso metidos en una olla. Creo que aún disfrazamos el sufrimiento de los animales representándolos alegres por convertirlos en comida. Gracias
Es cierto hace tiempo vi el anuncio del sal de uvas picot, creo que mi mente lo bloqueó. Aún queda trabajo por hacer ante tal mentira «ellos nos dan su carne, su leche, sus huevos».