Me permito citar las palabras de Alfonso Chillerón, Presidente de ANPBA, respondiendo a un correo de unos activistas que fueron a grabar fiestas de toros embolados para hacer la correspondiente denuncia. Los activistas sintieron además de tristeza, mucho, mucho odio. Y esto es lo que Chillerón les respondió:
«La grabación que habéis hecho de los ‘toros de fuego’ ha debido ser un terrible «bautismo de fuego» para vosotros. Sin embargo, permitidme un comentario: Todos, todos los epítetos y calificativos que queráis, y siempre son pocos, todo lo que queráis… todo, menos odio, por favor, amigos. Porque el odio sólo puede haceros daño a vosotros mismos y destruiros a vosotros mismos si le dáis cabida en vuestro corazón. Os lo digo por experiencia al ir a grabar espectáculos con mucho sufrimiento animal. Han sido muchas las lágrimas amargas que nos hemos tenido que tragar Gustavo (el vicepresidente de ANPBA) y yo cuando hemos grabado espectáculos taurinos terribles como cuando les cortaban las orejas y el rabo a los becerros VIVOS en la escuela de tauromaquia de Madrid, o corridas de toros desde la barrera del 7 en Las Ventas, o matanzas del cerdo… Sólo se puede acudir a estos espectáculos con AMOR, amor a los animales, que no debe nunca transmutarse en ODIO hacia los humanos. El amor a los animales te ENRIQUECE y te da ánimos para luchar y para seguir en la brecha, soñando con el día en que, gracias a tu pequeño grano de arena, estos espectáculos se conviertan en cosa del pasado. Desechad los pensamientos y sentimientos de ODIO porque el odio se enquista y destroza.
Angustia, toda la que queráis, tristeza a borbotones, pero nunca odio. La mente muy fría y el corazón muy caliente. La mente fría para saber discernir para qué se está en esos espectáculos, y el corazón caliente para saber qué se va a hacer con el material conseguido y cómo se puede emplear para mejorar la situación. El odio hace esclavos, el amor libera.
He conocido a tantas personas que hacían daño a los animales y luego han cambiado tanto… yo mismo hace tan sólo 23 años no era vegetariano…
!ay! si me hubieran juzgado entonces habría sido condenado, pero dejé esa práctica y algunos de los que hoy vitorean los ‘bous embolats’, mañana se mirarán a sí mismos pensando: «!cómo me pudo gustar eso!». La evolución humana es imparable. La prueba, vosotros. Los que hemos desarrollado una sensibilidad más allá de nuestro estrecho egoísmo personal, nacional, racial y especista. Yo no pienso en esos ignorantes que maltrataban a los animales, pienso en vosotros, y me siento contento y orgulloso de que hallaís estado allí, movidos por el amor, el amor a los animales.
Estoy seguro de que me entendéis.
Un abrazo muy fuerte. Os queremos. Ya formáis parte de los héroes que luchan por acabar con la tiranía y la opresión a los débiles.»