No todos los vegetarianos ponemos bombas

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Milenio Semanal ha publicado un artículo titulado «Ecoterrorismo: La guerrilla vegetariana llega a México». Es lamentable que sólo a través de la violencia los medios escuchen a un movimiento que lleva años actuando pacíficamente en contra, precisamente, de la violencia ejercida diariamente hacia los animales.

Las imágenes de Milenio sólo muestran la típica foto del encapuchado sosteniendo una animal entre sus manos, lo cual no alude a nada violento per se, sino al contrario, a pesar de lo intimidante que puede resultar un pasamontañas hay ternura en la manera en que sujeta a un animal que ha sido liberado de presentes y futuras torturas en manos de peleteros, pseudocientíficos, ganaderos, etc.

Me habría gustado ver en el reportaje las imágenes de los lugares donde están los animales privados de su libertad, hacinados, inyectados, sedados, las más de las veces mutilados, separados de otros miembros de su especie, aterrados, enfermos, solos, tristes, estresados.  Pero esas fotos rara vez salen en la prensa porque afectan los bolsillos de empresarios y explotadores de animales.

Una vez más ellos parecen las víctimas cuando en realidad las únicas víctimas son los animales no humanos, considerados mercancía, recursos, objetos a nuestra disposición.

Pero no nos dejemos engañar con esto de «Ecoterrorismo». ¿Quiénes son los verdaderos terroristas ambientales? Las multinacionales que vierten residuos tóxicos a lagos, ríos y mares, las granjas industriales que contaminan el subsuelo con el amoniaco contenido en la orina de los miles de animales que producen, las empresas de transgénicos como Monsanto, los gobiernos que permiten la tala inmoderada y que no regulan las emisiones contaminantes de sus industrias, los canadienses y su matanza de focas, los balleneros. Y quizá cada ciudadano es también un  ecoterrorista al usar el auto, al aceptar bolsas de plástico, al no separar la basura, al dejar encendida la luz durante horas y no ducharse en menos de 5 minutos.

Ecoterrorismo no es la palabra que debería emplearse para quienes realizan estos actos, que son condenables por su estrategia confusa y omniabarcante. Lo mismo pedir el fin de la explotación animal que del capitalismo que de las instituciones bancarias, que el regreso a la anarquía. No todo es harina del mismo costal. Y si bien el capitalismo voraz de hoy día es responsable de la mayoría de los daños causados al medio ambiente, la inconciencia humana también tiene parte en esto.

Hemos vivido durante años muy cómodamente sin cuestionar de dónde vienen los productos que consumimos, sean de origen animal o no. Nos interesa poco el comercio justo, la sustentabilidad, la producción orgánica, el cambio climático, y nos interesa aún menos o nada el maltrato animal.

El movimiento de los Derechos de los Animales lleva 30 años realizando acciones pacíficas y sólo cuando un grupo con una estrategia diferente, el Frente de Liberación Animal, decide poner bombas voltean a verlo y como siempre, con una mirada sesgada, protegiendo los intereses de los poderosos, a quienes jamás se cuestiona o critica.

Ojalá la ciudadanía decidiera interesarse un poco más sobre las acciones que realiza este colectivo internacional, en las cuales no es el objetivo lastimar a la gente, sino liberar a los animales de los sitios donde son torturados. Este grupo ha conseguido obtener con cámara oculta imágenes desgarradoras de animales con los párpados cosidos en laboratorios, mutilados en granjas factorías, electrocutados vía anal y genital en granjas peleteras.

Pero la sociedad se niega a ver ese dolor del que somos cómplices, en cambio se regodea al ver los destrozos que este grupo causa en propiedades y bienes inmuebles. Desearía también se interesara más por las acciones que otros colectivos defensores de animales llevamos a cabo regularmente, como mesas informativas, actos, conferencias, muestra de videos, degustaciones vegetarianas, marchas. Todas con el único afán de informar a la ciudadanía acerca del maltrato animal y de cómo evitarlo tan sólo modificando nuestros hábitos de consumo.

En este espacio no estoy apoyando la violencia física como método para alcanzar la liberación animal, pero sí critico lo tendencioso de la información oficial e invito a los lectores más sensibilizados ante el tema, se informen, reflexionen, y juzguen.

Invito a la prensa que así como cubrió ampliamente estos sucesos, asista a la Marcha por el Día Mundial de los Animales, evento pacífico, que se llevará a cabo en varios países, incluido México. Domingo 4 de octubre a las 11 horas, desde el Ángel de la Independencia hasta el zócalo capitalino.

Ojalá los millones de voces que defendemos a los animales sean escuchadas, ese y todos los días.

rescate gallinas

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