Yo sí quiero que se acabe el mundo

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Supuestamente este mes se acaba el mundo. Se han hecho películas, escrito publicaciones, organizado mesas redondas, creado páginas para hablar del tema, pero nadie parece tomárselo muy en serio. Escuchaba el otro día a unos jóvenes comentar sobre esta posibilidad en tono burlón, y decían que “sería cabrón ver como explota todo”. Me acordé de la última película de Lars von Trier, Melancholia, donde podemos ver tres actitudes respecto a un mismo suceso. Un niño que espera con serenidad el futuro, una joven que sabía que esto pasaría, y una mujer angustiada y con miedo.

Me pregunto cuál sería mi actitud ante semejante fenómeno. Sin duda la primera es la más recomendable pero seguramente sería difícil mantener la calma al presenciar que todo aquello que conociste y amaste está a punto de desaparecer.

Lo más probable es que el mundo no se acabe y que la próxima semana esté escribiendo un nuevo blog para ustedes; pero entonces ¿a qué hacen referencia las profecías, la ubicación de los astros y demás predicciones? Como lo entiendo es que este es el final de una era y habrá una alineación planetaria que favorezca la oportunidad de dejar atrás lo que no nos sirve y enfocarnos hacia desarrollar niveles más elevados de conciencia.

Tal vez todo esto son meras especulaciones, pero me gusta pensar que es el fin del mundo como lo conocemos. Por supuesto que no deseo que se acaben los bosques, las selvas, la vida en las aguas, en la tierra, pero sí espero que nuestras partes oscuras mueran y se transformen en algo mejor.

Si las especies animales y vegetales mutan y se adaptan a su entorno, por qué nuestra moral no podria también evolucionar de acuerdo a los tiempos que estamos viviendo. Con la era de la información al alcance de un click, no podemos escudarnos en la ignorancia para seguir viviendo como hasta ahora: de manera egoísta y destructiva, no sólo hacía los demás, sino hacia nosotros mismos.

Como parte de nuestro legado del libre albedrío podemos destruir y crear con la misma facilidad, es sólo la intención que ponemos en el proceso. Pareciera que en los últimos 50 años nos hemos empeñado en lo primero y los esfuerzos a favor de lo segundo se quedan cortos.

Más que temer a que se acabe el mundo, cuánto miedo tenemos a destruir aquello que nos aprisiona, que niega nuestra sensibilidad, que evita contactar con lo bello, con lo natural, con el otro. Nos asusta sentir, por eso no queremos ver imágenes de animales maltratados, porque incluso quedarnos indiferentes nos da miedo, pues sabemos que para conseguir mucho de lo que tenemos, aniquilamos esa sensibilidad que nos permite generar empatía hacia otro ser sintiente, independientemente de su especie.

El fin del mundo no tiene que ser volcanes en erupción, terremotos, inundaciones. Puede ser la poderosa voluntad de destruir aquello que ya no nos sirve, que nos impide crecer, sentir, amar, respetar. Hemos cometido muchos errores que atentan contra nuestra supervivencia como especie.

Qué más amenazas necesitamos que el hecho de saber que cada día desaparecen entre 100 y 200 especies de plantas y animales, que cada año matamos 60 mil millones de animales terrestres para comer, que anualmente deforestamos un área equivalente a Costa Rica, que el mar es el ecosistema más irreversiblemente dañado por nuestras industrias.

Acabemos con el mundo que no queremos heredar a nuevas generaciones y creemos otro, reconstruído con la razón y el corazón, con la intuición y la voluntad, con la humildad de sabernos parte de un todo y no un amo que dispone por los demás. Lo más hermoso y lo más terrible está dentro de nosotros.

Es hora de dejar salir aquello que nos hace compasivos, empáticos, solidarios, justos. Salvemos aquello que amamos. El resto, que se acabe.

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7 thoughts on “Yo sí quiero que se acabe el mundo

  1. muy reconstructivo y realista, espero le llegue a muchísimas personas, es momento ya!!!!!! no hay un «mañana lo haré»
    Saludos y muchas gracias

  2. Excelente reflexión!!!! Los mayas, una de las culturas mesoamericanas más cercanas y conocedoras de los ciclos de la naturaleza, de la vida y del universo, predijeron el fin de una era y el inicio de otra no en el 2012 sino en estos años que transcurren, así como también pudieron predecir fenómenos como la alineación de nuestro sistema solar dentro de la galaxia. En su pensamiento cíclico y no lineal, siempre había un principio, un final y una nueva etapa que comenzaba a partir de las grandes transformaciones que su cultura podía lograr. Esto es lo que tú enfatizas y comparto contigo esta visión y afortunadamente cada día somos mucho más los que estamos dando este salto cualitativo evolutivo que nos permita construir este mundo justo, equitativo y sano para todos los seres que habitamos la Tierra, que no es exclusiva de los seres humanos.

  3. En lugar de que Discovery Chanel o NatGeo hagan programas sobre los «místicos» del fin del mundo…..deberían hacer programas sobre la Dra. Esquivel y su forma de ver el fin y comienzo del mundo! Seguro tendrÍan mas audiencia!

  4. Así sí, yo también quiero que se acabe el mundo. Este al que le estamos dando forma (o más bien, estamos deformando) cada vez da más asco.
    Muchas gracias por tus reflexiones.

  5. Estoy deacuerdo contigo, hay demasiada destrucción, maldad y almas enfermas, estamos en tiempos de cambio y ese cambio debe empezar por nosotros mismos.

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